Los cielos suenan y truenan
con lágrimas riegan los suelos
pues con mil desconsuelos
viven y mueren viviendo.
Son humanos como tú,
como yo y como el de enfrente.
Caminantes sin caminos
o con caminos ardientes.
Puertas cerradas, vallas negras
clavan pinchos envenenados
por la tremenda sinrazón
que invade el corazón
de no ser algo más humanos.
Rios de hombres y mujeres,
niños, ancianos y adolescentes
que escapando de la muerte
piden un suelo donde vivir.
No se puede consentir
que en este tiempo de angustia
se nos cierre el corazón,
y sea bandera la sinrazón.
Mañana puedes ser tú quien huyas.
5-9-15